viernes

Artesanías

 

 El tipo estaba caído sobre la mesa del chiringuito. El salmorejo chorreaba por sus rastas hasta el  derramarse en el suelo. Parecía que le habían volado los sesos con metralla de jamón serrano y huevo duro. La mesa estaba llena de sangría, sobre la espalda del tipo había dos hielos y un gajo de fruta. 

La mujer que estaba sentada con él sostenía un pedazo de cazón en adobo, en la otra mano llevaba la correa flácida a la que estaba atado el perro que los dos encontraron hace tres o cuatro veranos. El chucho hambriento lamía el salmorejo.

El inglés estaba congelado ante la pareja con un pitillo húmedo en la boca. Miraba al tipo, miraba a la tipa, miraba al perro, miraba al camarero. El camarero  mira al inglés con una jarra de cristal vacía. 

 Así terminó el negocio de los putos collares de papel en Tarifa.

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