miércoles

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Prometeo, según la mitología griega, era hijo del titán Iápeto y la oceánide Climene.

Una vez creados todos los seres vivos, fue el encargado de crear el que dominaría a todos ellos, el hombre.
Mezcló la tierra con agua de lluvia y moldeó el barro a imagen de los dioses olímpicos. Atenea, admirada de la obra de Prometeo, le infundió el espíritu.
Surgieron así los primeros hombres que poblaron la tierra que, torpes al principio, eran incapaces de aprovechar los recursos que esta les ofrecía.
Prometeo pues, les enseño a controlar el fuego y a utilizar a los animales para el trabajo.
Tiempo después surgió una disputa en Olimpo sobre qué partes de los animales debian los hombres sacrificar en honor a los dioses. Prometeo fue designado juez en la disputa y, favorable siempre a los que eran de su creación, engañó a Zeus haciéndole escoger una pila de huesos recubierta con la mejor carne de la res. Zeus, en venganza, arrebató el fuego a los hombres. Prometeo entonces ascendió hasta el carro de Helios, el Sol, y a escondidas cogió con una rama un poco del fuego sagrado para devolverlo a sus criaturas.
Zeus se percató demasiado tarde del engaño, pues la tierra estaba ya plagada de hogueras, pero tramó su venganza.
Ordenó a su hermano Hefesto, el dios artesano, que forjase una imagen de bronce parecida al hombre pero diferenciándola de este de forma que lo encantase y conmoviese. Creó así a la primera mujer, Pandora.
Pandora recibió dones de todo el Olimpo. Hermes le dio la elocuencia, Apolo el gusto por la música, Atenea le otorgó sabiduría, Afrodita belleza infinita. Antes de enviarla a los hombres Zeus le regaló una caja cerrada y le dijo que contenía muchos bienes y presentes para Prometeo, pero le advirtió que no la abriera.
Hermes la condujo hasta Prometeo quien, astuto, la rechazó y advirtió a su hermano Epimeteo que no aceptara ningun presente de Zeus. Pero Epimeteo se enamoró perdidamente de Pandora y aceptó la caja como dote.
Días antes de la boda, Pandora no resistió la curiosidad que le proporcionaba la caja y la abrió.

De ella salieron entonces todos los males y se extendieron por toda la tierra.

Intentó cerrarla pero no pudo. Cuando por fin pudo mirar dentro, lo único que quedaba en caja era la Esperanza.

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