
"Primero surgió la edad del oro, en la que de forma espontánea, sin defensores y sin leyes, se respetaban la rectitud y la lealtad. No existían el castigo y el miedo, no se leían palabras de amenaza grabadas en tablas de bronce, no temía las palabras del juez una muchedumbre de suplicantes: sin que nadie los defendiera estaban protegidos".
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